En el impactante capítulo “Las Enfermedades del Alma” de “Filamentos del Destino Determinan La Vida Humana” de Rosalis von Sass, descubrimos la profunda relación entre nuestra condición espiritual y nuestro sufrimiento físico y psicológico.
La autora revela que la mayoría de las personas hoy en día sufren de enfermedades del alma: afecciones que se manifiestan en el cuerpo físico como depresión, paranoia, hipocondría y diversos miedos. La medicina moderna trata solo los síntomas físicos, ignorando su verdadera fuente: el cuerpo del alma enfermo que arrastra el karma acumulado a lo largo de múltiples encarnaciones.
A través de la inquietante historia de Milton, vemos este principio en acción. Un hombre que negó la vida después de la muerte descubre, al fallecer, que su alma existe en un estado grotesco: cubierta de llagas, heridas llenas de pus e incluso escarabajos incrustados en su cuello. Estas aflicciones espirituales se habían manifestado durante su vida terrenal como dolores de oído crónicos, problemas de garganta y un picor de cuello inexplicable y enloquecedor que ningún médico pudo tratar. Las deformidades de su alma fueron el resultado directo de sus decisiones morales a lo largo de muchas vidas: promesas rotas, calumnias, asesinatos, mentiras y la búsqueda implacable del poder.
El capítulo enfatiza una verdad espiritual crucial: nuestra alma, el cuerpo etéreo intermediario entre nuestro espíritu y nuestra forma física, registra todo lo que hacemos y se ve moldeada por nuestras acciones, pensamientos y elecciones. Cuando el cuerpo físico muere, el alma permanece con todas sus enfermedades acumuladas. Estas condiciones del alma determinan no solo nuestras experiencias en el más allá, sino que también se manifiestan como dolencias tanto físicas como psicológicas durante cada encarnación.
Lo más significativo es que el texto revela que la epidemia actual de problemas de salud mental, adicciones y miedos crónicos proviene de almas impuras sobrecargadas de karma. Ningún medicamento puede curar estas afecciones porque se originan más allá del reino físico. Incluso las oraciones son ineficaces cuando se recitan mecánicamente sin conexión espiritual.
El capítulo concluye con una impactante reflexión: los humanos modernos se han desconectado de su intuición, la voz del espíritu, y se han esclavizado tanto a sus pensamientos racionales e intelectuales como a sus emociones. Esta desconexión nos ha transformado en «criaturas feas y miserables» separadas de nuestra esencia espiritual. La verdadera sanación solo puede comenzar cuando nos reconectamos con nuestro espíritu, comprendemos las Leyes Universales de la Creación y trabajamos para purificar nuestra alma a través de la alineación espiritual y viviendo de acuerdo con las Leyes de la Creación.