Mi hijo menor estaba debatiendo en qué universidad matricularse y qué carrera le convendría.
Cuando me pidió consejo, le dije: “Escucha a tu espíritu”.
Su espíritu sabe perfectamente bien en qué dirección quiere volar, pero su intelecto y sus emociones, haciendose pasar por nuestro verdadero “yo”, intervinieron de inmediato y no dejaron que su espíritu hiciera oír su voz. Lo silenciaron al instante y rápidamente lo pusieron en la vía “segura” de la matrix, con los siguientes argumentos:
“Todos tus amigos ya están en su segundo año de estudios en la universidad y tú ni siquiera has empezado” (el ángulo de las emociones: tener miedo a ser diferente).
“Sin un título universitario, no podrás ganarte la vida” (el argumento pragmático del intelecto).
¿En qué quieres especializarte?
“No lo sé”, respondió, estresado, “dicen que el marketing es una buena profesión…”
Me reí.
¿No te das cuenta de que la IA está a punto de reemplazar a todos los profesionales del marketing y de sacudir todo el mercado laboral?
Este argumento solo lo estresó más.
Probé con un enfoque diferente:
¿Te casarías con una mujer a la que realmente no amas, solo porque todos tus amigos ya se han casado, y porque no tienes fe ni paciencia para encontrar el verdadero amor?
Esta vez se rió, pero su espíritu aún no podía liberarse de la opresión del intelecto y las emociones.
Así que le dije:
“¡Adelante, matricúlate en la universidad y estudia marketing!”
¿Por qué dije esto? Porque sé que muchas veces, la única manera de entender lo que es correcto y lo que es incorrecto para nosotros es aprender a través de la experiencia.
Al principio dudó, porque no quería que yo pagara por una escuela que ni siquiera estaba seguro de que fuera adecuada para él, pero insistí y le aseguré:
“Las experiencias son lo más valioso en la vida, y por lo tanto, con mucho gusto pagaré por tu experiencia universitaria”.
Un mes después de que comenzara el año académico, ya entendió que estudiar marketing cuarenta horas a la semana definitivamente no era para él:
“Mamá, ¡esto es mucho peor que la prisión del instituto!”
Muchos jóvenes llegan a esta conclusión al experimentar el colapso del viejo mundo. Ya no están dispuestos a cerrar los ojos y seguir esclavizando sus vidas a aburridos estudios intelectuales, solo para colgar un diploma en la pared… (o para poder añadir el título de “Dr.” antes de su nombre).
Naturalmente, le recomendé que dejara la escuela y descubriera con calma los dones y talentos que existen dentro de él. ¡Estas son las bendiciones que cada uno de nosotros lleva dentro y que están esperando un cumplimiento creativo no solo para nuestro beneficio, sino para toda la humanidad!
Pero entonces, me di cuenta de nuevo de lo difícil que es ser libre…
Porque ser libre comienza con asumir responsabilidad por cada una de nuestras elecciones.
Porque ser libre y vivir fuera de la caja requiere mucho más coraje que vivir dentro de las paredes de la matrix.
Porque ser libre significa escuchar la voz de nuestro espíritu – que es nuestra intuición – y no las voces externas de la sociedad y la voz del ego que nos ata desde dentro.
Porque ser libre significa dejar de buscar el reconocimiento desde fuera y reconocer y alcanzar el conocimiento de Dios.
Para lograr esta libertad, se creó el curso ¡LET MY SPIRIT GO! que en su simplicidad y claridad ayuda a construir una base interior sólida, incluso para los jóvenes que anhelan comenzar su vida adulta como espíritus humanos libres.
Después de que mi hijo tomara este curso (y también lo tradujera al español), se creó un lenguaje común entre nosotros, lo que le permitió – tras la amarga pero corta experiencia universitaria – abrirse a las nuevas posibilidades emergentes en el nuevo mundo.
Este es un mundo donde se crearán nuevas profesiones, que no nos limitarán a especializarnos en un campo en particular, sino que combinarán múltiples dones o talentos con los que nacimos.
Por cierto, no tendremos que desarrollar estos talentos y dones necesariamente a través de una escolarización larga y agotadora, sino a través de la experimentación y las experiencias de la vida real.
Después de varias conversaciones de espíritu a espíritu, mi hijo menor decidió matricularse en la escuela de cocina, algo que siempre le ha encantado hacer desde que era un niño pequeño.
“Empieza con algo que te guste y luego continúa con algo más que ames hasta que crees una profesión para ti. Entonces, el trabajo no será una carga diaria de la que anheles escapar, sino que será una actividad jubilosa de realización”.
En la foto: ¡La verdadera revolución hacia un nuevo mundo comenzará el día en que los jóvenes empiecen a manifestarse por la libertad de su espíritu!
Para obtener detalles completos sobre ¡LET MY SPIRIT GO!
